Cuando pensamos en Belgrano, ¿qué es lo primero que se nos viene a la cabeza? ¡La bandera! Pero don Manuel es mucho más que la historia de nuestra bandera. Al igual que otros valientes como Mariano Moreno, Juan José Castelli o José de San Martín, pocos años le alcanzaron para ingresar en la historia grande de América. Fue un abogado que tuvo ideas de avanzada para su tiempo. Sin preparación militar, la Revolución de Mayo lo nombró General y lo mandó al Paraguay, donde supo transformar sus derrotas en victorias políticas ya que, al año de su expedición, los paraguayos se liberaron de la opresión realista.
Tuvo que enfrentar no sólo a los colonialistas, sino también a los enemigos internos, a un grupo de conservadores miedosos que lo persiguieron, lo enjuiciaron y hasta le mandaron destruir la bandera recién creada. Se preocupó siempre por los humildes, como lo demostró con el Reglamento para las Misiones Indígenas, donde devolvió a los guaraníes sus derechos de libertad "de los que habéis estado privados por tantas generaciones, sirviendo como esclavos a los que han tratado de enriquecerse a costa de vuestros sudores y aun de vuestra propia sangre".
Belgrano fue el hombre que impulsó la Independencia y que salvó a la Revolución de Mayo con sus triunfos en Tucumán y Salta, a quien premiaron con una fortuna y que murió en la extrema pobreza y olvidado, pero siempre fiel a sus ideales.