Curioso, ávido, sensible, el flaco representa muchas excepciones dentro del mundo del rock nacional. Un género que contribuyó a crear, pero en el que no creó escuela. Una de esas excepciones fue la especial relación que mantuvo con el mundo de los libros. Baudelaire, Rimbaud, Artaud, Cortázar, Octavio Paz, Sor Juana Inés de la Cruz, Idea Vilariño, Alejandra Pizarnik, César Vallejo, Horacio Quiroga, Jung, Matsuo Basho no sólo figuran entre sus lecturas, sino que están en los cimientos de sus creaciones. Juan Bautista Duizeide, en El lector kamikaze indaga las redes culturales que hacen del mundo Spinetta algo tan complejo como fascinante. Su homenaje a Artaud, su encuentro con Borges, su carácter de "téster de violencia" capaz de comprender las corrientes profundas de lo humano y hacerlas canción.